Natural de La Palma. Se bautizó
en la parroquia del Salvador, de Santa Cruz, el 26 de abril de 1682 ante el
Licenciado Gaspar Machado. Había nacido el 18 de dicho mes. Fue su padrino el
sargento D. Diego de Guisla y Castilla, regidor.
En 1712, con el grado de capitán,
solicita examen para el título de piloto de las provincias de Nueva España,
islas y puertos de su costa y barlovento, ante el tribunal de la Casa de
Contratación de Sevilla, para lo cual presenta varias certificaciones
notariales que apoyan y acompañan su solicitud. Una de ellas es un documento
presentado ante el escribano público y del número, Riva (de la Isla de Tenerife),
del capitán Diego Ambrosio de Milán, en la que se da fe que “el capitán Joseph Romero, piloto de la
Carrera de Indias, hizo viaje del puerto de Santa Cruz (de Tenerife) al de San Cristóbal de La Habana en el
navío “Nuestra Señora del Rosario y San Pedro Alcántara” su capitán Don Mathías
Rosa de Solís y aviendo buelto de su torna viaje hizo otro redondo al puerto y
villa de San Francisco de Campeche en el del capitán Amaro Rodríguez Phelipe
nombrado Nuestra Señora de Candelaria Santo Domingo y San Bicente y en el mismo
bolvio a el de Santiago de Leon de Caracas cuyos viajes y torna viajes hizo sin
acompañado de piloto en los años de mill setecientos y cinco hasta el presente
y unos y otros solo sin embarcación que fuesen en conseva de los referidos
navios y en ocasiones que a oydo hablar del suso dicho a sido con aprovación de
su arte…”
También se adjuntan, a modo de
probanza (es su madre Escolástica quien lo promueve), los testimonios de varios
testigos afectos a la familia, en los que se hace hincapié de la honradez, no
solo del interesado, sino también de su más próximos antepasados; se trata de
una certificación de Limpieza de Sangre. En todas las justificaciones se acredita
que el Capitán es nieto de Manuel Fernández e Ignes Romero y de Diego González
e Isabel de la Cruz, y que todos son o han sido “cristianos bien limpios de toda mancha de moros, judíos ni
penitenciados por el Santo oficio ni an tenido oficio vil ni otro acto en que
aian delinquido de su onrrado proceder…”
En Sevilla, ciudad donde reside, “parezco ante vuestra merced y digo quiero
pretendo examinarme de piloto de la Carrera de Indias, Provincia de Nueva
España, Islas y Puertos de su costa y Barlovento, por ser marinero practico
abil y cursado en la dicha probincia por haver navegado a ellas en diferentes
viajes en distintos navios sirviendo plazas de paje, grumete, contramaestre
acompañado de piloto y piloto principal ganando sueldo por ello…mas de veinte
años…” Adjunta a la solicitud fe de bautismo, certificación de viajes como
piloto principal y el ya citado testimonio de limpieza de sangre expedido por
la justicia de la Isla de La Palma.
Mediante el correspondiente auto,
Don Francisco Antonio de Orbe, cosmógrafo y piloto mayor por su Majestad de la
Carrera de Indias, habiendo visto la solicitud, “dijo que admitia y admitio a el dicho examen a el dicho capitan Joseph
Fernandez Romero el qual oyga la cathedra de cosmografía y parte tehorica los
sesenta dias que disponen las reales ordenanzas…”
En la probanza que se adjunta al
auto todos los testigos se reafirman en las habilidades del interesado a la
hora de ejercer de piloto y confirman las virtudes personales que posee.
El 27 de septiembre de 1712, en
la sala donde “el prior y consules de los
cargadores a Indias de esta dicha ciudad (Sevilla) hacian audiencia” es examinado “y salio aprovado el dicho capitan Joseph Fernandez Romero por todos
botos nomine discrepante de rigor de justicia por piloto de la dicha
provincia…y en presencia de todos los suso dichos le dio el grado de tal piloto
de la dicha provincia…”.
En 1717 aparece citado en un
“Registro de ida a La Habana” del Archivo General de Indias, como maestre del
navío Nuestra Señora de la Concepción. Tres años después, y proveniente de la
misma fuente, aparece citado como maestre de la nao Nuestra Señora de la
Concepción, alias “el caballo marino”.
Al parecer se le concede a este
piloto palmero cierta importancia a la hora de impulsar el naciente comercio
entre los primeros colonos canarios del asentamiento de Montevideo (que llegará
a ser capital del Uruguay) necesitados y deseosos de abrir una ruta comercial
entre Río de la Plata y su patria chica- las Isla Canarias- ante la creciente y
no siempre pacífica ocupación militar portuguesa en la zona (detalle éste que
hizo que la corte española favoreciese tales iniciativas a fin de contener el
avance portugués). Según M. Hernández González, Joseph Fernández Romero, gran
conocedor de las rutas marítimas americanas, fue clave en las negociaciones con
la Corte. Y añade “Interesado en la
ampliación del régimen mercantil canario hacia el Río de la Plata, es
nombrado por el cabildo de Buenos Aires para gestionarlo ante el Consejo de
Indias. A cambio de un buque anual de 250 toneladas entre las Canarias y ese
puerto en el que se transportarían vinos, aguardientes y telas vastas a la ida
y frutos del Río de la Plata a la vuelta, se llevarían 5 familias canarias por
cada cien toneladas y 20 más a cambio de un flete sufragado por la Corona de
150 pesos por cada una”
Existe una referencia (Archivo
General de Indias) a un tal Joseph Fernández Romero como remitente de una carta
enviada desde la Habana a Tomás Ruiz de Apodaca, célebre comerciante de Cádiz.
Es del año 1745. Se ser el citado piloto palmero, tendría 63 años de edad.
AGI. CONTRATACIÓN, 57B, N.51
ORTEGA DE LA MANO, G.
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