Natural de la isla de La Palma.
Nacido hacia 1568.
En junio de 1593 solicita de la
Casa de Contratación de Sevilla, ante el escribano de la misma y Don Rodrigo
Zamorano, cosmógrafo y Piloto Mayor por sus majestades, examen para el grado de
piloto de las provincias de Tierra Firme, La Habana, Nueva España y Santo
Domingo.
El proceso iniciado referente a
su “Limpieza de Sangre” nos indica que Lupercio era hijo de Juan de la Cruz,
difunto en ese año de 1593, y de Leonor Mejía, viuda. Nieto por línea paterna
de Juan García de la Cruz y María Asencio, y por la materna, de Juan Mejía y
Lucía Márquez.
Respecto al interrogatorio que se
le abre como aspirante al grado de piloto de la Carrera de Indias, los testigos
reunidos confirman la honorabilidad, experiencia y habilidad del marino palmero.
Joan de León, maestre de la
Carrera de Indias, de veintinueve años, dice conocer al interesado, desde hace
cuatro, navegando la Carrera de Indias. Refiriéndose al aspirante apunta “que parece ser hombre de mas hedad de veinte
e cinco hombre honrrado y que no padece ninguna de las tachas que la pregunta dice…” Por la declaración
de este testigo sabemos que Lupercio de la Cruz ha navegado “la provincia de Tierra Firme y que agora en
esta ultima flotta que vino de la provincia de Tierra Firme este presente año
desde la Tercera hasta Cupaná (Venezuela) vinieron ambos juntos en la nao vizcayna que hera de Simon Amador
uiniendo este testigo por pasajero siendo como es maestre examinado y el dicho
Lupercio de la Cruz por marinero y demas de esto acompañaba al piloto de la
dicha nao…” “Y que abra el dicho
testigo quatro años que vio este testigo hacer un viaxe a la dicha provincia de
tierra firme por maestre de un pataxe de Pheliphe de Gaya y tiene noticia que
antes de esto abia hecho otros dos viaxes a las Indias el uno de ellos por
marinero a la dicha provincia de Tierra Firme y otro por grumete a la Isla
Española de Santo Domingo ganando sueldo en todo…”
El piloto Gonzalo Baez Bello,
vecino de Sevilla, de treinta y nueve años, dice conocer al Lupercio de la
Cruza desde hace cuatro. Refiere haber visto navegar al pretendiente desde “estos reynos” hasta Nombre de Dios, en
calidad de marinero “de un pataxe de
Pheliphe de Gaya y demas de esto en
este dicho viaxe desta flota que vino de la dicha provincia (del) general Don Francisco Martinez de Leyba,
fueron juntos desde Cupana hasta Nombre de Dios en la nao de Martin Joan de
Minguez yendo este testigo por piloto y
el susodicho por marinero…”
Juan Alonso, vecino de Triana,
piloto examinado de veintiséis años, da fe de un viaje que juntos hicieron hacia
Cartagena en un navío de “aviso” con origen en Sanlucar.
Otro de los testigos confirma
igualmente la presencia de Lupercio en
la flota del general Francisco Martínez de Leyva, en viaje desde Cupana hasta
la ciudad de Nombre de Dios, yendo por marinero, “que por la mar el dicho Lupercio de la Cruz usaba de los ynstrumentos
de piloto tomando de la altura del sol y estrella usando juntos la carta de
marear y vio este testigo que sobre ello yba a tomar parecer con Diego Alvarez
piloto de la dicha nao el qual decia que le avia allado cierto en ello al dicho
Lupercio de la Cruz…”.
Los últimos testigos (de los muchos
presentados) abundan en la experiencia del piloto palmero en la navegación de
la Carrera de Indias. Bartolomé de Vargas, piloto, asegura haber viajado con él
en una nao de Matías Escobedo desde la provincia de Tierra Firme hasta Nombre
de Dios y su vuelta en la misma nao, yendo el aspirante en calidad de marinero.
Este mismo testigo reconoce haberle visto posteriormente en otro viaje que realizó en un patache de Felipe de Gaya en
ruta a Nombre de Dios en calidad de piloto. Igualmente, por maestre en una nao desde
las Canarias hacia la Habana.
Una curiosa noticia, residente en
este mismo proceso, nos ilustra sobre la edad y aspecto físico del futuro
piloto palmero: Se trata de su alistamiento en la nao Nuestra Señora de Guía: “en Cadiz a diez y siete dias del mes de
febrero de mill y quinientos y noventa y dos años ante el dicho señor factor se
alisto en esta nao la gente de mar siguiente = Lupercio de la Cruz de veinte y
cinco años buen cuerpo, delgado de rostro dos señales de heridas en la frente…”
Pocas noticias más aportan los
documentos sobre la carrera del piloto palmero. Sabemos que en 1623, Lupercio
de la Cruz ya había fallecido, pues serán sus herederos, mujer e hijos, quienes
reclamen en la Audiencia de Filipinas, parte del sueldo que todavía le
adeudaban… “por que hoy estan por cumplir
las mandas y legados que hizo en su testamento en dicho Lupercio de la Cruz el
qual por dexar a su muger e hijos con mucha necesidad no las pueden cumplir y
pues la causa en si es tan pia y su justificación consta por las dichas
certificaciones y fenecimiento de quenta que presentan en consideración de lo
qual…”. Al referirse al marino palmero, lo hacen como Capitán Lupercio de
la Cruz, piloto de una de las carabelas que, en 1613, llevó Ruy González de
Sequeiro a Filipinas.
CONTRATACION, 53A, N.2.
ORTEGA DE LA MANO, G.